BSO de un paguita, VIII. ‘Wide awake’

¡Feliz noche de Reyes a todos! Bueno, técnicamente aún no es de noche, pero me moría de ganas por traeros mi pequeño regalo, una nueva BSO que espero haga las delicias de todos los que la oigan. Sin más dilación, a pesar de que el título sea bastante… revelador, os dejo el tema de esta ocasión: ‘Wide awake’, de la señorita Katy Perry (http://www.youtube.com/watch?v=-3D5FwwtNVM), a pesar de que la que de verdad me hizo escribir hoy es la versión que hace Glee (aquí os la dejo también, just in casehttp://www.youtube.com/watch?v=C_WyZtjDlFA).

Esta, queridos lectores, ha sido la canción que la que he recibido el Año Nuevo. Tras las uvas y polvorones, tocaba salir de fiesta. Resumiendo, fui a casa de una amiga, donde íbamos a pasar la noche rodeado de botellas (de refrescos de cola y naranja, se entiende, ¿no?) y, por suerte o por desgracia, había un karaoke. Un karaoke. Oh señor. Cualquiera que me conozca mínimamente sabe que no se me puede llevar a sitios con un karaoke porque pierdo el norte, la verdad. 

La noche fue transcurriendo alegremente, entre frescos y refrescos, pero como todo, llegó un momento en que la gente no daba ya más de sí. Entonces, viendo el karaoke algo menos concurrido, fue cuando pillé el micro de nuevo (a eso de las 6 o 7 am, para que os hagáis una idea) y Chema perdió ya el hilo de todo. Gracias al cielo no canté solo, -alguien tenía que tapar mis intentos de florituras- porque uno de los chicos se vino conmigo. A hacerme los coros, vaya. Mejor me ahorro deciros cuántas canciones de cuántos cantantes diferentes destrocé, pero para que quede claro, yo aún estaba lo suficientemente lúcido como para no mancillar a mi querido Bruno.

‘Wide awake’ no fue, ni de lejos, la primera canción que elegimos. Pero sí que fue con la que más cómodo me sentí, y tras varios días dándole vueltas, creo que llegué a saber por qué: he terminado de entenderla. Quiero decir, sí, sabía lo que decía desde el principio, pero ¿sentirme identificado? Hasta ahora, no. Para mí, ha significado el terminar de perder las pocas ensoñaciones infantiles que aún tenía, y aceptar lo que es real. Dejar caer la venda de los ojos, ¿no es así? Y no quiero que esto se entienda con un eco negativo en ningún momento.

Creo que he llegado al punto en el que empiezo a aceptar cómo son las cosas, cómo funciona esto de vivir y que, a veces, o muchas veces, vamos a terminar decepcionados con la vida en general. Sin embargo, e intentando mantenerme en mi línea positiva -recientemente adquirida-, creo que no es algo que deba desanimarnos. Hacernos crecer y ser más realistas, sí, sin duda. Pero jamás deberíamos perder las ganas de seguir cuando veamos que esto no es lo que prometían, porque ya es tarde. Tenemos que seguir, quedarnos con lo mejor que tengamos e intentar dar un pasito más. Porque si no, ¿qué sentido tiene estar vivos?

I wish I knew then what I know now, wouldn’t dive in, wouldn’t bow down.‘ – Katy Perry.

Diario de un paguita, XIV. ‘Re-comienzos’

Casi dos meses ya. Wow. 

Y en cuanto te quieres dar cuenta… otro año que pasa. Un año plagado de pequeños momentos que, en realidad, es de lo que se trata. Pero no quiero dedicarme a escribir sobre lo que he vivido, lo que no he vivido, o lo que ha sucedido este año. No. Ya que quiero cambiar mi manera de ver las cosas (y es algo que llevo intentando bastante tiempo), voy a invertir este tiempo y esta entrada en soñar, pensar y planear lo que quiero que este 2014 deje en mí. Por supuesto, a mi gente, sin dudarlo. Mi pequeño núcleo familiar, ese tan extraño con forma de W. Y aparte, la familia que yo he elegido. Porque, al fin y al cabo, ¿qué más da cuánto vivas, cómo vivas, y por qué vivas, si no tienes con quién compartirlo? Estoy muy agradecido por todos y cada uno de ellos, y lo único que pido es que, de una manera u otra, me las apañe para mantenerlos conmigo un poquito más. Aquí, allí, estéis donde estéis, sois geniales. 

En otro orden de cosas, 2014, sería genial que te portes un poco mejor que 2013 en el tema salud, ¿eh? Hazme el favor. No puedo pedir que me libres de la típica alergia primaveral -aunque ojalá- pero sí estaría bien que intentases disminuir la cantidad de resfriados, dolores de cabeza y ese tipo de cosas, porque macho, menudo carrerón llevo. Bueno, añade a todo esto que tampoco quiero pillar cosas más graves. Así que… bueno, pensándolo bien, casi mejor déjame los resfriados y los males menores y ahórrate el traer dolencias severas. 

Dicen que la curiosidad mató al gato. Pues bien, 2014, quiero que me dejes tener más curiosidad, como hizo 2013. Quiero sentir ese cosquilleo en el estómago y esas ganas de saber, de entender cómo funciona el mundo, de averiguar todo eso que ahora mismo no logro captar. No solo sobre mi comfort zone, sino también sobre arte, ciencia, política, música. Permíteme descubrir nuevas formas de sorprenderme y crecer. Y a ser posible, también sobre mí mismo. Otro bonito detalle por tu parte, 2014, sería una oportunidad de conocer a alguien nuevo, y me explayo aquí: conocer a alguien en profundidad. Entender cómo piensa, cómo ama, cómo odia, cómo sueña. Todos tenemos muchos conocidos, y algunos amigos, y este año quiero descubrir una nueva forma de ser, aprender a tratar con ella y conseguir que forme parte de mí, tal como el resto de personas que ya lo hacen. Así que (ve tomando nota, por si se te olvida algún detalle) lo dicho, quiero una nueva oportunidad de bucear en la mente de un desconocido que, a la larga, deje de serlo.

En resumen, 2014: quiero que traigas tantos o más momentos mágicos de los que ya trajo 2013. Quiero maravillarme con una nueva canción, leer un libro que me obsesione por unos días (o semanas, que ya nos conocemos). Quiero ver los reflejos de la luz del sol en la hierba, sentir una brisa de aire fresco en un día caluroso. Quiero sentir. Pero sobre todo, 2014, quiero seguir siendo capaz de vivir sin perder ni un ápice de entusiasmo, por más nubes negras que acechen, por más cantos de sirena que suenen. Quiero, en definitiva, que me demuestres que no hay techo en lo que a soñar se refiere.

A todos los que me leéis, con asiduidad o de cuando en cuando, muchísimas gracias. Muchísimas gracias por dedicar algo de vuestro tiempo en ver qué paparruchadas me ha dado por soltar. A todos vosotros, y a los que no me leen, también: Feliz año nuevo. Que jamás perdáis la ilusión por seguir adelante. 

If you asked me for my New Year Resolution, it would be to find out who I am.‘ – Cyril Cusack.

Diario de un paguita, XIII. ‘It’s ok not to be ok’

Hace 2 días que tuvimos que decirnos adiós. Tuvimos que despedirnos, sin saber exactamente por cuánto tiempo, aunque los dos nos prometimos vernos lo antes posible. Y a pesar de que puede que no nos volvamos a ver nunca más, yo sé que me he quedado con una parte de ti, igual que tú te has llevado una parte de mí contigo, allende los mares. 

Sabes que no suelo llorar, y que los grandes cambios o sentimientos fuertes no me afectan desde el primer minuto, y esto no ha sido una excepción. El jueves conseguí controlarme, porque estábamos allí, con mi hermano, y simplemente no podía permitirme que me viera derrumbarme, como estoy ahora, a solas en mi habitación de un piso de estudiantes en una ciudad, un país, que ya no compartimos. Este sentimiento de soledad, de vacío, ha caído sobre mí como un jarro de agua fría, que cala hasta los huesos y te corta la respiración durante unos instantes. Y han sido en esos instantes, no sin ayuda, cuando he empezado a llorar. 

¿Por qué te has tenido que ir y dejarme solo? ¿Cómo se supone que voy a seguir adelante ahora? Son preguntas que no necesitan respuestas, por supuesto. Sé que tú no querías irte, que era la última opción, pero míranos… a más de 9.500 kilómetros de distancia. Creías que esto me iba a afectar menos que a ti, ¿no es así? 

Sin embargo, no es nuestro estilo celebrar algo con lágrimas. Lloraremos como niños al principio, pero no quiero que lo que defina nuestra amistad sea la distancia. Voy a quedarme con cada recuerdo, bueno o malo, no importa, y los recordaré como parte de los mejores años de mi vida. Y espero que tú hagas lo mismo, mi niña. Quiero que, en cuanto hayan pasado las lágrimas, pensar en mí te haga sonreír y recordar las veces que el Sol acarició nuestros ojos estando juntos.

Y esto no es una despedida. Bueno, sí, claro que lo es, pero es sólo una despedida física, porque sé que cruzando el Atlántico tengo una casa, una hermana, un corazón que de verdad me desea todo lo mejor, y lo mismo se aplica para ti. Siempre vas a tener aquí a tu otro hermano, no de sangre, sino de elección, que no importa cuánto tiempo haya pasado, siempre estará deseando abrirte sus brazos una vez más.
Sé que es muchísima la distancia que nos separa, pero no me preocupa, porque nos conozco. Porque sé que aunque vayamos a pasar periodos de tiempo sin poder hablar tranquilamente, eso no significará que nos hayamos olvidado el uno del otro. Simplemente, el día que nos pillemos, será como si hubiésemos terminado de hablar apenas unas horas antes. Y es como debe ser, porque fuerte y sólida como es nuestra amistad, entenderemos que ahora es simplemente un grado más difícil, pero que seguimos estando en los pensamientos del otro.

La tristeza es inevitable, para todos. ¿Cómo debes sentirte cuando tus mejores amigos acaban de cruzar un océano en busca de una vida mejor? ¿Te alegras por ellos, porque tendrán mejores oportunidades, o te deshaces en lágrimas por lo que se llevan con ellos?
Cada día, cada noche, cada salida, entrada, cada momento, cada mirada contigo están guardadas en una cajita dentro de mi corazón, donde se alojarán sin fecha de salida. Porque tú, preciosa mía, tú eres mi vida, y no te quepa ninguna duda de que jamás, no importa cuánto tiempo pase, me olvidaré de ti. De ti, de ti conmigo, de ti en mi.  

La quiero muchísimo más que a nadie, Nany.

«A true friend never gets in your way unless you happen to be going down.» – Andrew C. Glasow.

PS: Si quieres saber qué consiguió hacerme llorar… http://www.youtube.com/watch?v=vrYrtBDbF2A. Preciosa.

BSO de un paguita, VII. ‘Survivor’

Dos entradas seguidas. Os podreis quejar, ¿eh? Bien, pues como mis hamijitos de Cambridge estan de resaca (porque no saben beber, en serio. Salen un jueves hasta las 5 am, y tienen clases el viernes de 9 a 18, pero se cogen el ciego de sus vidas. Normal que esten como estan ahora…), he decidido aprovechar porque luego me paso semanas sin escribir. Y ademas, creo que estar fuera de casa… como que te ayuda a ver las cosas de otra forma. 

Bien, pues a lo que voy. Como estoy aqui on my own, encontre en una estanteria un concierto de Beyonce en DVD, y aproveche para verlo – al menos este concierto si puedo acabarlo. Apenas pasaron 15 minutos y salio una cancion que me encanta, y a la que he dedicado esta entrada: ‘Survivor‘ (http://www.youtube.com/watch?v=Wmc8bQoL-J0).

Fue muy curioso, porque vi cierta semejanza con la cancion de ‘I will survive‘ de Gloria Gaynor que TODOS hemos escuchado/cantado/bailado. Quiero decir, mi madre siempre ha dicho que esa es su cancion, y supongo que ‘Survivor‘ es la equivalente en el siglo XXI, y por lo tanto de la siguiente generacion. Supongo que todos tenemos un tema con el que nos sentimos luchadores, o que no hay piedra que nos haga caer de nuevo, o que hemos aprendido de nuestros errores (dicese de ‘Fighter‘, por ejemplo).

Y, siendo sinceros, es algo que me parece genial. Sufrimos bastante con el paso del tiempo, caemos, tropezamos, nos hostiamos e incluso nos empujan contra el suelo. ¿Que mejor que una cancion que nos recuerde que somos fuertes, que podemos seguir adelante sea como sea? Quizas no siempre sea verdad, pero creo que en realidad estos temas que nos sacan la vena peleona cumplen una labor social: nos dan animo y nos hacen pensar que saldremos del problema. Puede ser o puede ser que no, pero de cualquier forma, lo que si que funciona es el efecto placebo que producen.

Hmmm… en realidad esto es mas o menos todo lo que tenia que decir, mas que nada porque he dejado el concierto a la mitad (DE NUEVO). Como ultimo pensamiento podriamos reforzar nuestra estima. Intentemos pensar en positivo y afrontar cada problema no como ‘es que viene un problema detras de otro’ sino como ‘mira todo lo que he pasado, sobrevivire a este tambien’. 

I only allow myself one day to feel sorry for myself. People who complain really get on my nerves. When I’m not feeling my best I ask myself, ‘What are you gonna do about it?’ I use the negativity to fuel the transformation into a better me.‘ – Beyonce Knowles.

Diario de un paguita, XII. ‘Mars’

Antes de comenzar, me gustaria tener un momento tonto. Tengo que dar las gracias a Lucia, la amiga que me esta hospedando aqui en Cambridge, y a su novio Ben. You guys rock, for sure! Y luego viene la parte rollo premios Oscar en la que agradezco a mi padre y a mi madre por todo su esfuerzo, el darme la vida, el haberme pagado el viaje… cositas varias, vaya. Gracias a los cuatro. YOU ALL GUYS ROCk.

Miercoles 9 de octubre de 2013. Salgo de mi casa (si Lucia, lo siento pero ya es mi casa tambien) a eso de las doce, para darme un paseito por Cambridge antes de bajar a Londres. Me recorri las tiendas, of course, y a eso de las dos de la tarde me planto en la estacion de trenes, mas ancho que Pancho. Compro mis tickets para King’s Cross, (ida a las 14:45 y vuelta a las 22:45, aunque de poco me sirvio…) y a eso de las cuatro menos cuarto ya estaba en Londres. Ben me hab’ia prestado su Oyster Card (para usar el metro), peeeeero no funcionaba. Dammit. Asi que tuve que sacar una nueva (diez jodidas libras tio, DIEZ). Bueno, no me amedrente. Ya habia cogido un avion para venir hasta UK y verle, ¿que mas da pagar por el metro? 

Tras viajar en la Northern Line  y la Jubilee, llego al O2 Arenal (a unos 25/30 minutos en metro desde la estacion, si tienes que esperar), que, puestos a contarlo todo, me dejo verdaderamente impresionado. No es un estadio, es un recinto especial para alojar espectaculos, increible. Tiendas, restaurantes y un local en el que te hacian salir en la tele. No se, Una rayada. Total, que llego alli a las cinco de la tarde, y tras comprar algunas cosillas como recuerdo del concierto y sabiendo que las puertas no se abririan hasta las seis y media, me puse a hacer cola. Estaba el primero. Y solo, obviamente.

Siete menos cuarto, abren las puertas. No me lo podia creer. ¡Iba a ver a mi Brunito en concierto, en directo! Awesome. Llego a mi asiento (muy, muy arriba por cierto. Tanto, que pense que entre lo chiquitillo que es mi Brunito y lo lejos que estaba, no le verial. Pero tranquilos, que si, que le veia genial. Rawwrrrr), junto a una madre y su hija. Genial, la verdad. 

Hasta aqui todo bien, isn’t it? Vale, pues nos tuvieron alli hasta las ocho. Desde las siete. Una maldita hora esperando, PERO NO PASA NADA. Todo sea por Brunito. A las ocho aparecen los teloneros, que macho, menudos patatas, con todo mi amor. Pues total, que esta gente estuvo ahi tocando y soltando gallos durante 45 minutos. Si, 45. Tic, tac, tic, tac. Me estaba quedando sin tiempo…

A las nueve menos cuarto, cuando ya los teloneros se piraron, pense ‘oh, veras ahora, ya empieza lo bueno’. JAAAAAAAAAAAAA. Hasta las nueve y veinte estuvimos ahi, como pasmarotes mirando, mientras tras el telon recolocaban el escenario para Brunito. Un telon super vintage, todo sea dicho. Bueh, pues como digo, a las nueve y veinte SI, APARECE MI MARIDO, abriendo el espectaculo con ‘Moonshine‘. A todo esto, os recuerdo que mi ultimo tren sale a las 22:45 desde King’s Cross, a media hora del Arenal. Bueno.

No hay suficientes sinonimos de ‘grandioso’ como para describir la experiencia. El chiquillo en directo canta hasta mejor (eat your heart out, Katy Perry!), baila que descompone y mueve las caderas que… en fin. Impresionante. Yo, en un intento por no tener que dejar el concierto a la mitad, hable con la dama de mi izquierda (si, la madre) y le pregunte si vivia cerca de Cambridge por casualidad, que si podiamos compartir el coche, que tenia dinero y podia pagar mi parte de gasolina. Guess what!?

Obviamente no. Vive en noseque pueblo del sur. Paleta. En fin, que con todo el dolor de mi corazon, tuve que dejar el concierto en el primer descanso. Creo que habre escuchado como… 6, 7, 8 canciones a lo sumo. Que vamos a hacerle… Tenia que irme. So, cogi mi mochila con mis souvenirs dentro y sali del recinto a las diez y diez de la noche, justo despues de ‘The Lazy Song‘. P*ta vida, tete.  Va, pues llego a mi parada de metro, cojo los dos que necesitaba, y llego a King’s Cross a las 22:41. Creo que jamas en mi vida he corrido tantisimo.

Pero nada chico, mala suerte. Habia perdido el tren, llegue justo a tiempo para verle el culo mientras se iba. En ese momento pense que me moria. ¡Iluso! Tras preguntar a uno de los trabajadores, descubri que habia un tren desde el que podia hacer transbordo, y salia a las 22:53. Genial, me dije. Di de nuevo el sprint de mi vida, y consegui entrar en el tren. Me siento y sufri lo que viene siendo un ataque de panico. No podia respirar, mi vision se nublaba, me sentia mareado y me estaba dando un duchado en sudor frio. Horrible.

Amablemente (o no, no lo se, en esas circunstancias bastante fue que pude hablar) le pedi a mi vecino de asiento algo de agua, porque llevaba una botella de litro y medio. El gachon, aleman, me dijo que no, que lo sentia. Con toda la entereza que fui capaz de fingir, me levante (con el consiguiente bamboleo por los mareos, por supuesto) y consegui llegar al servicio del tren, QUE POR SUERTE, ESTE TREN TENIA. Bebi, me lave la cara, respire hondo y volvi a mi asiento.

Se supone que debia bajarme en Hitchin para el transbordo a Cambridge, pero o el tren me la jugo o el tio que me dio la informacion no tenia ni la mas minima idea. Sea como fuere, el tren no paro. A todo esto tengo que añadir que mi movil tenia un 18% de bateria. Bien. Cuando me da por sacarlo, activo el 3G (que desactivo porque aqui me cobran una pasta) para ver los mapas y, ¡sorpresa! me habia pasado Hitchin y Cambridge como una hora antes. Ahi volvi a entrar en panico. En un alarde de lucidez, me da por bajarme en la siguiente parada.

Peterborough es una ciudad preciosa. O debe de serlo, porque no vi nada. Me baje del tren, justo cuando otro se iba, y encontre al encargado. Le pregunte si podia llegar a Cambridge, y apuntando con el dedo al tren que (de nuevo) se iba, dijo «guy, I’m afraid you just missed it.» Ahi ya me eche a reir, palabrita. No habia mas trenes. Estaba como a una hora de mi casa. En UK, de noche. Sin dinero. Suena divertido, sep. UN PLANAZO.

Bueno, pues me da por salir de la estacion, mas que nada para llorar en privado (nunca me gusto eso de la lagrima publica, que os voy a decir), cuando veo una parada de taxis. Salvado. Pregunte cuanto me costaria ir hasta Cambridge. No voy a decir cuanto, pero una exageracion. Algo que no hubiera hecho si hubiese sido de dia, porque de ser asi, habria echado a andar. Total, que con todo el dolor de mi alma (y mi bolsillo) saque varias decenas de libras de un cajero, que, por ser extranjero, me costo mas de lo normal. Tipico.

Me meto en el taxi. El conductor, hindu, me veria cara de pobre y me pide que le pague por adelantado. Lo hago y arranca en direccion a casa, con su gps, modernisimo. Bien, pues a mitad de camino, y en carretera nacional, OBRAS. La estaban remodelando. El hindu me mira y me dice que tendremos que coger carreteras secundarias. Que en vez de los previamente dichos 40 minutos, serian como unos 90. De nuevo me entro la risa. Me tumbe en el asiento y le dije que «yeah, whatever»

Los peores 70 minutos de mi vida (se ve que el indio quemo rueda o algo). Sin telefono, sin dinero, me dedique a recordar el concierto. Solo pude ver 50 minutos, pero os juro, por lo que mas quiero, que volveria hacer todo esto sin dudar.

Ha sido el mejor concierto de mi vida. Tambien es verdad que el resto fueron todos en mi pueblo, no son comparables, pero este ha sido impresionante. Gente a tu lado que sin conocerte de nada ya te hablan, y os abrazais, y cantais las canciones, Y BAILAIS. Mi madre no se lo ha tomado con tanta filosofia como yo, y es normal (y aun no se muy bien si yo lo he digerido tan bien como pienso), pero, ¿de que me sirve darle vueltas a esta ‘Serie de catastroficas desdichas‘, como mi amigo Lemony Snicket habria dicho? Asi que he decidido valorar mejor la(s) parte(s) buena(s). Vi a Bruno, LE ESCUCHE en directo. Y es, sencillamente, un orgasmo para el oido.

There’s always a bittersweet kind of thing, but I feel like everything had to work out the way it is. Everything that had to happen, happened.‘ – Bruno Mars.

Diario de un paguita, XI. ‘Ambitions’

Siempre me había considerado un chico ambicioso. MUY ambicioso. Pero ahora que recientemente empecé un ‘auto-castigo’ (salir a correr, watch out…), ha sido cuando me di cuenta de que, en realidad, estaba lleno de una ambición vacía, irónicamente. ¿De qué sirve querer luchar hasta morir por algo cuando no sabes exactamente por qué luchar?

A este razonamiento llegué mientras sufría un shock anafiláctico, mis músculos se desgarraban por esas malditas mancuernas para los tobillos y mi aliento cada vez era menos. Pero sorprendentemente, mi cerebro estaba en un momento verdaderamente lúcido. No tenía duda alguna de que soy un chico ambicioso, pero, ¿por qué aún no me había establecido metas? ¿Por qué soñar en abstracto cuando puedes ir realizándote petit à petit? Así que he decidido cambiar. Bueno, técnicamente no es cambiar, sino SER. Esto está cogiendo un aire muy ‘Awkward: La chica invisible’ del que soy consciente y no me gusta nada, siendo sinceros, peeeero es la pura verdad.

Como decía, he decidido ser, me he propuesto tomar la iniciativa y, cual cebolla, ir desprendiéndome de todas esas capas aka facetas que vamos acumulando a lo largo de los años (que en mi caso, y a pesar de contar con tan sólo 19 inviernos en mi haber, no son pocas). Todos tenemos un ‘yo’ interior que se asoma al exterior de cuando en cuando, a no ser que le eduquemos y le enseñemos que TIENE que quedarse en el exterior. ¿Y sabéis lo mejor? Que de todas las veces que me había dicho ‘va Chema, haz un esfuerzo‘, ésta es la que de verdad siento que va a funcionar. Porque esta vez, no soy sólo yo creyendo en mí. Esta vez no estoy solo, y aunque nunca había necesitado a nadie demasiado, sienta bien eso de ver la confianza y el apoyo de tu gente animándote, creyendo en ti tanto como tú, y algunas personas incluso un poquito más que tú mismo (¿no es así, hermana latina?).

En otro orden de cosas, hoy también me vino a la mente, ¿hasta dónde sería capaz de llegar por conseguir lo que quiero? La verdad… no me ha gustado mucho la respuesta. Es otro fallo que veo en el hecho de ser ambicioso, el extremo: la ambición sin límite. Sé que tengo los míos, pero me da miedo que sean menores que los del resto del mundo. Tranquilos, no hablo de vender madres, ni de comer mierda, ni siquiera de dejarme cortar un dedo. Bueno, eso último… Hm, ¿de qué dedo hablaríamos? Va, va. Es broma. Creo.

¿Y vosotros? ¿Cuánto seríais capaces de sacrificar o renunciar por conseguir lo que soñáis? No digo un simple capricho… sino el deseo de vuestra vida. Pensadlo. Renunciad a eso, y todo lo que siempre habíais soñado, se os hace realidad. Inquietante, ¿no es así? Supongo que aquí es cuando aflora el egoísmo y el sentido del ‘yo’ inherente a la humanidad, la preocupación por la autorealización y la alimentación del ego. Algo con lo que debemos tener cuidado, recordándonos que no vivimos solos en este mundo.

Ambition is the germ from which all growth of nobleness proceeds.’ – Oscar Wilde.

BSO de un paguita, VI. ‘September’

Y… sí. Tras casi 2 meses de ausencia, he retomado esto del blog. Y, siendo francos, no sabéis cuánto lo echaba de menos. Este verano ha sido uno muy normalito, nada de viajes (too bad!) peeeero a cambio me he organizado mejor para empezar un nuevo curso. 

Este es mi segundo año de carrera, pero para mí la vuelta al cole siempre, siempre, SIEMPRE empieza con los anuncios de coleccionables en la tele. Es deprimente, ¿eh? Eso y los Corticoles, uff… En fin. Nada mejor para intentar volver a clase que una BSO, ¿no es así? Pero no voy a ser mainstream. Nada de Green Day ni de ‘Wake me up when September ends’. Esta vez, y para ser original (algo innato en mí) he elegido el tema tan clásico como alegre, ‘September’, de Earth Wind & Fire: http://www.youtube.com/watch?v=XQf9dtrc26A 

Este tema es de esos que siempre que suenan en algún lado acabas por tararearlo, ¿no es así? Creo que nos viene al pelo para afrontar los nuevos retos que se presentan este año: reencuentros, vuelta a las clases y para el chico que escribe estas líneas, posibles reconexiones con alguien a quien, la verdad, no pensé que vería de nuevo. 

No sé aún cómo abordar este asunto. Cuando me lo hizo saber fue como un pequeño planchazo, sorprendente durante los primeros 5 segundos. Una vez que ya estás en la piscina y empiezas a moverte, el agua deja de estar fría. No me considero una persona rencorosa (salvo casos excepcionales), y la verdad es que ya llevaba unas semanas planteándome arreglar las cosas y al menos dejarlo todo enterrado. Porque ¡qué cierto es eso de que si dejas algo a medias te persigue hasta que lo terminas! 

A pesar de la sorpresa, no olvidé mis buenas maneras (en mi opinión, es en los momentos complicados y/o incómodos en los que uno demuestra la clase y educación; es muy fácil ser correcto cuando todo va bien) y le di la bienvenida a Málaga City, hogar de universitarios y boquerones. Tampoco tengo muy claro cómo se irá desarrollando el asunto, pero vaya, intentaré tener una actitud positiva al menos por una vez en la vida. Es coña, es coña. 

Bueno, creo que esto va a ser todo en esta entrega de ‘BSO de un paguita’. Espero que, como me pasó a mí, os sintáis niños otra vez al escuchar esta canción e inevitablemente os entren ganas de sonreír pensando en las aventuras y desventuras de un servidor. 

‘Change is the law of life. And those who look only to the past or present are certain to miss the future.’ – John F. Kennedy.

Diario de un paguita, X. ‘Summertime (sadness)’

¡Muy buenas a todos! Sí, han pasado quince laaaaaargos días, y sé que me echabais de menos. No sabéis mentir… 

En fin. En realidad no sé muy bien en qué centrarme en esta entrada. Los días de veranos se me hacen eternos en esta casa y las veces que salgo están bien, pero no es como soñé este invierno que serían. No hay escapadas espontáneas, ni bronceado californiano (algo muy obvio, dado que la playa y la piscina ni las huelo, pero por quejarme que no quede), ni salir cada noche aunque sea a comer pipas en un banco. Lo más arriesgado que he hecho en un mes desde que acabé las clases ha sido comprarme un conejo, PRECIOSO, por cierto. 

Pues eso, a lo que iba, que los días son más largos que volver a tu casa andando de noche tras una borrachera. Otra cosa que también ha sido algo digno de mención fue el botellón que organicé el sábado pasado. Intenté que viniese mucha gente pero FAIL. Éramos pocos pero al final estuvo apañado – aunque siempre hay uno que bebe de más y claro.

Y de ahí ha surgido algo muy bonito. No puedo dar muchos más detalles, pero… AAAWWW. Me siento bien al saber que ayudé a nacer algo tan especial, independientemente de la importancia que ellos mismos le den o lo que pueda durar. No sé, en cierto modo, y quizás por la falta de amor en mi vida, valoro muchísimo más este tipo de situaciones de lo que cualquier otro podría hacer. Saber que por una casualidad del destino dos personas pasan por ese rito de miradas, sonrisas, cosquilleos y finalmente ese nervioso, inestable y volátil primer beso, es algo que me hace sentir realizado y me anima a confiar un poco más en la naturaleza humana, cosa que, seamos sinceros, últimamente es algo difícil.

No es la primera vez que ejerzo como celestino, ni mucho menos. Así, a ojo, creo que llevo unas 4 o 5 parejas (o conatos de éstas), de todo tipo de orientación sexual. Encuentro algo en el hecho de emparejar a gente que me hace sentir bien, como que aporté algo a sus vidas por lo que quizás podrán recordarme. Es una manera de permanecer, como un recuerdo latente subyugado a un enamoramiento con más o menos éxito, una manera de alcanzar la inmortalidad.

Tengo una fama (y bien merecida, la verdad) de cabrón, de que me gusta picar y discutir, de directo, áspero, frío, arisco. Y vale, es cierto, no puede negarlo nadie. Pero luego tengo esa otra faceta, que pocos reconocen, y es que en realidad me preocupo por mi gente, intento ayudarles, escucho, asiento, opino y vuelvo a escuchar pacientemente el final de la historia. Porque al final, me gusta ver a mi gente contenta y feliz. Y quizás no sean muchos los que pueda meter en la categoría de ‘por los que me desvivo’, pero los que son, lo saben y me han tenido en alguna ocasión completamente concentrado en ellos. 

Sólo espero que este verano traiga, además de las escapadas, la fiesta, las pipas y los emparejamientos, un romance estival para un servidor. No pido mucho, de hecho no pido nada de nada. Soy un chico paciente, pero incluso las piedras perdemos las ganas de esperar de vez en cuando.

Patience is bitter, but its fruit is sweet.’ – Jean-Jacques Rousseau.

Diario de un paguita, IX. ‘Losing my religion’

Hoy, tras una larga noche de fiesta, he amanecido con una noticia algo tétrica: Cory Monteith, el actor que daba vida a Finn Hudson, personaje clave de la serie Glee’, ha sido hallado muerto en su habitación de un hotel en Vancouver, Canadá, sin signos de violencia o rastros de forcejeo. Se espera que para el lunes tengamos una autopsia y se aclare finalmente lo que pasó.

Creo que todos los que seguimos la serie y nos consideramos fans, hemos pensado en lo mismo: drogas. Es bien sabido que Monteith ha ido varias veces a una clínica de rehabilitación, y la última vez fue hace apenas unos meses, contando con el apoyo de la señorita Michele. ¿Podría ser esa la causa de la muerte del actor? No me pillaría por sorpresa, desde luego. Este post, sin embargo, no quiero centrarlo únicamente en su muerte, sino en el concepto en sí. No sé explicarlo, supongo que lo averiguaréis si seguís leyendo.

Me da mucha lástima la muerte de este hombre (digo hombre porque a sus 31 años ya, decir chico… No.), porque es de estas personas que tenía la vida medio resuelta: trabajo, pareja, éxito, amigos. O al menos eso es lo que podemos ver nosotros. Y desde luego, la familia debe estar devastada. Entiendo que era joven cuando empezó a drogarse y quizás en ese entonces no tenía ninguna motivación para dejarlo, pero ¿y en los últimos años? Lo veo como tirar su vida por la borda (Ojo cuidao, no estoy criticando ni juzgando a nadie, simplemente es una opinión).

Pero aun siendo un momento triste, sobre todo para aquellos que le habíamos visto sonreír (es que tiene una sonrisa preciosa, jo), creo que deberíamos sacar varias cosas de esta situación. La primera, es cómo la muerte alcanza a todo el mundo, incluso a aquellos a los que nunca esperaríamos que lo hiciese, bien por la edad, bien por la fama o bien por el cariño que le tenemos. Todos estamos ‘acostumbrados’ a que se muera algún abuelo, y nos duele su pérdida, pero creo que nadie pensaba que Monteith fuese a dejarnos tan pronto, ¿me equivoco?

Otra cosa que también quiero resaltar de esta circunstancia es el hecho de que el nivel de vida no determina la felicidad de una persona. No sé si Monteith estaba feliz o no, eso es aparte, hablo en un plano más general. No por tener más de todo (como ya dijimos, éxito, una carrera profesional, pareja, dinero) no pueden estar tocados por una depresión o una sensación de vacío en sus vidas. Y esto me lleva a preguntarme ¿por qué? Tienen todo lo que cualquier persona querría, así que ¿por qué algunos de ellos no saben aprovecharlo?

Hablando de la muerte de Monteith me vienen otras muertes a la cabeza, como la de la señorita Winehouse, bastante sonada. La de Miss Whitney Elizabeth Houston, ambas también relacionadas con las drogas. Y no puedo dejar atrás la muerte de un Rey, el del Pop. Michael Jackson también nos dejó antes de lo esperado. Así que, ¿no deberíamos aprovechar todo lo bueno que tenemos antes de perderlo? Todos los jóvenes tenemos un ‘síndrome de la inmortalidad’, por lo que no pensamos que podamos morir aún. Tenemos aún todo el mundo para nosotros. ¿Por qué íbamos a dejarlo tan pronto? Pero creo que todos deberíamos revisar esta sensación, porque un día nos costará la vida. Qué irónico, ¿eh?

Finalmente, me gustaría que la muerte de Cory Monteith tenga un lado o efecto mínimamente bueno: que seamos conscientes de la fragilidad de nuestras vidas, de la fugacidad de la existencia humana. No en un sentido triste o deprimente, sino para que despertemos, y salgamos ahí fuera para hacer de este mundo un lugar digno de ser vivido y disfrutado. Que vayamos regalando sonrisas, porque jamás sabremos quién puede estar necesitándolas.

La muerte no llega más que una vez, pero se hace sentir en todos los momentos de la vida.’ – Jean de la Bruyere.

Historias de un paguita, I. ‘Relaciones estelares’

Hay veces que necesitas explicar algo y las palabras adecuadas parecen escaparse de tus labios. En estos casos, mi cabeza se maneja con historias, ideas. Y me ha parecido bastante oportuno inaugurar una nueva sección (sí, otra más) para aquellas ocasiones en las que me suceda esto. Sin embargo, no tendrá tanto protagonismo como la sección base, ‘Diario de un paguita’, o como ‘BSO de un paguita’. Aun así, espero que disfrutéis y sepáis perdonar cualquier detalle que no os termine de convencer.

‘César llevaba una semana bastante especial. Mantenía una rutina estival: desayuno, limpieza, preparaba el almuerzo y toda la tarde libre para él. ¿No estaba mal, verdad? Pero todo cambió con la llegada de Halley. Halley, cual cometa, había deslumbrado a César, alterando su bien organizado horario. Las noche se llenaron con rayos de Sol, los días aparecían con estrellas aún titilando en el cielo. Venus y Marte, ambos compartían sofá sobre las nubes, observando cómo la vida continuaba girando.  Y ambos también se sobrecogieron ante la llegada de Halley. Sonrieron, se dirigieron una mirada cómplice y comenzaron a hacer apuestas.

Halley llenó y re-llenó cada segundo del día. Susurró y murmuró a cada minuto de la noche, mientras César seguía cegado por la luz. Tras media semana, decidió que Halley había traído cosas buenas a su vida: compañía, diversión, amistad, pero sobre todo, atención. César sintió, quizás por primera vez en su vida, lo que era recibir la atención de alguien como Halley. Bailaron con palabras, jugaron con metáforas, hicieron de las sílabas y el alfabeto su refugio particular. Y a ninguno les pareció mal. Pero, por supuesto, estas historias sólo tienen dos finales posibles. César salió una noche, se subió a su tejado y convocó a Venus para que le hiciese compañía una vez más. Ella, concediéndole el beneficio de la confianza, se materializó a su lado como siempre hacía y le escuchó con atención. Asentía, le miraba, le tomó de la mano y le habló con sinceridad, y esta vez fue el turno de César para escuchar, y lo más importante, pensar. Sonriendo, Venus besó a su compañero y volvió a su lugar en el universo, aún con ojo sobre el chico.

César bajó del tejado y volvió a entrar en la casa, donde Halley le estaba esperando, sonriente, sin contener su alegría. César siempre había sido una persona curiosa, y durante los días que pasaron juntos, asedió a preguntas al cometa. Sin embargo, y para su sorpresa, fue Halley quien le hizo una pregunta esa noche. César tosió, desvió la mirada y contestó con evasivas, aunque en su interior sabía que eso no distraería a su oyente. Finalmente contestó, con toda la sinceridad, y algo en su interior comenzaba a sentirse bien. Genial, de hecho. Estaba liberándose.

Pero todo acabó cuando vio la reacción de Halley. Mientras César hablaba, pudo observar los cambios en las facciones del cometa. Sonriente. Menos sonriente. Dubitativo. Ceño fruncido. Media sonrisa de nuevo,  pero ni de lejos tan luminosa como solía serlo. Y ahora Halley fue el que decidió hablar. Confesó a César su naturaleza de cometa amistoso, aunque un cometa algo particular. No tenía intención de irse, porque había visto algo digno dentro del hombre. César asintió, intentando mantener una sonrisa, siendo consciente de que no había quien se la tragase. Halley alzó una ceja, mirándole, y agarrándole de la mano, le dijo que sabía cómo se sentía, y César, intuyendo el discurso que iba a venir a continuación, explotó. Ya ni siquiera recuerda lo que dijo, ni cómo, tan sólo recuerda una gran pena durante esas horas. Las palabras fluyeron entre ellos, hasta que finalmente, la tormenta amainó. Halley supo cómo calmar a César, y éste supo ser agradecido, y asentir con amabilidad.

César sabía que los cometas pasaban, te deslumbraban y se iban. Pero jamás contó con la posibilidad de quedar ciego para siempre.’

Sensual pleasures have the fleeting brilliance of a comet; a happy marriage has the tranquillity of a lovely sunset.’ – Ann Landers.